Estuvimos de pre boda en un cortijo, cuando sólo faltaban tres días para el gran día.
Ni más ni menos. Quedaban sólo tres días para el día de su boda. Y es que esta pareja no lo ha tenido fácil para preparar su enlace. Más de 1.000 km los separan desde hace unos meses. Así que había que aprovechar las horas al máximo, y así lo hicimos. Preparamos en un santiamén una pre boda en un cortijo, Señorío de Tabajete, el mismo que les verá celebrar su amor junto a sus seres queridos. Y allí nos fuimos con Benjamín, de Cocatoo, un tipo encantador que se encargará del video de la boda y con el que se que nos compenetraremos a las mil maravillas.
A Alejandro y a Marina los conozco desde hace unos años. Él es primo de mi mujer, y son una familia de las que van todos a una. ¡Y no son precisamente pocos! Aún recuerdo mi primer día con ellos, una tarde de Reyes en la que había reunidos más de 40 personas en aquella casa. Y como la familia es la familia, el fotógrafo de su boda, según ellos, tenía que ser yo. ¡Y yo encantado! Porque, dejando a un lado los parentescos, son unos chicos geniales, de los que siempre procuran que los demás estén a gusto si de ellos depende. Por eso me siento afortunado de ser yo su fotógrafo de bodas.
El sábado se unirá esta guapa jerezana con este sargento de la Armada para formar una familia. Y después comenzarán una vida en busca de sus sueños. Aunque en el camino haya dificultades. Aunque a él le quede aún un tiempo en tierras gallegas antes de su destino definitivo. Pero ellos saben bien lo que es luchar y por ahora van ganando todas y cada una de las batallas. ¿Por qué iba a ser ahora diferente?